Con
frecuencia hablamos del VIH y el SIDA como sinónimos pero no es así , tener VIH no
quiere decir tener SIDA. Estar infectado por el VIH significa que ha sido
expuesto al Virus pero no que vaya a desarrollar necesariamente la enfermedad
(SIDA). Podría ser PORTADOR ASINTOMÁTICO (tener el virus pero no tener síntomas).
Con los avances de los nuevos tratamientos se puede vivir toda la vida con VIH,
sin llegar a desarrollar SIDA.
El SIDA
es por tanto la etapa avanzada de la infección por el VIH con presencia de síntomas,
porque el sistema inmunológico se deteriora y no funciona de manera eficaz,
dando paso a enfermedades oportunistas.
Tanto
el VIH como el SIDA generan rechazo y miedo por parte de sociedad, donde la
intervención psicológica es muy necesaria. Debemos valorar las consecuencias psicológicas y
sociales derivadas del diagnóstico y la evolución de la enfermedad para poder
desarrollar la intervención más adecuada. Javier Barbero (psicólogo): “En torno al SIDA inciden variables biomédicas,
sociales, conductuales, morales, etc. y todas ellas con un peso específico muy
importante.”
La intervención que se
hace, se recomienda no sea realizada únicamente sobre el paciente, sino también
sobre sobre la familia, la pareja (si la posee), y núcleo sociolaboral. Por
tanto siempre que el paciente esté de acuerdo intentaremos implicar al máximo a
la familia y su núcleo social más allegado.
La intervención también se
verá afectada por los recursos personales y sociales de los que dispongan. Se deben observar y
valorar los siguientes indicativos, para poder realizar una intervención lo más
completa posible, tanto en el paciente como en el núcleo familiar:
- Estados depresivos
- Ideas de suicidio
- Problemas de autoestima
- Estrés
- Ansiedad
- Trastornos del estado de ánimo
- Trastornos adaptativos
- Consumo de drogas
- Culpabilidad
- Aislamiento
- Ruptura de relaciones socio-laborales y familiares
- Problemas de pareja ( vivencia de las relaciones afectivas , de las relaciones sexuales, culpabilidad, manifestación de informaciones ocultas, etc)
- Negación de la enfermedad y/o no adherencia al tratamiento
El orden de la
intervención varía dependiendo del momento en que nos llega la persona y la
evaluación de la enfermedad. Por este motivo,
a continuación, vamos a mostrar un desarrollo completo, para poder generar un
visión más amplia y completa de nuestra actuación psicológica.
Antes de la realización
de las pruebas, cuando la persona es consciente de que ha tenido prácticas de
riesgo (bien porque ha fallado el método barrera, descubre que la pareja tiene
VIH, etc.) habitualmente, experimenta un alto nivel de ansiedad,
angustia y dudas. En estos casos debemos enseñar a controlar estas emociones y
pensamientos en la medida de lo posible. Además proporcionaremos información
relevante (cómo se trasmite la enfermedad, en qué consiste, se informa que el
SIDA no siempre es sinónimo de muerte) e informaremos sobre las técnicas de
prevención.
Si los resultados son
positivos y se diagnostica la enfermedad, tanto la persona como la familia
entran en un proceso de asimilación y afrontamiento. Nosotros ayudamos a afrontar esta situación aumentando la información proporcionada anteriormente
y acompañando. Trabajaremos la conciencia de enfermedad, la adherencia al tratamiento,
explicación y trabajo sobre los efectos secundarios, los miedos y las
distorsiones cognitivas e ideas irracionales. Trabajaremos y concienciaremos
sobre las técnicas de prevención.
Se potencian los hábitos
de vida saludables, se entrena en habilidades de afrontamiento, resolución de conflictos, gestión y
autocontrol emocional. Trabajaremos las expresiones de sentimiento y buscaremos técnicas
y espacios de desahogo, etc.
Si la evolución de la enfermedad
es negativa trabajaremos el afrontamiento, la despedida, últimas voluntades. Si la familia ha formado
parte de todo el proceso, trabajaremos con ellos el duelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario