lunes, 28 de octubre de 2013

Los efectos psicológicos del cambio horario




El cambio de hora se realiza por motivos de ahorro energético, intenta hacer coincidir los momentos de mayor actividad con los de mayor luz. En España el cambio de hora es regulado por el Real Decreto 236/2002 incorporando así la Directiva Europea de 2001 .

Los cambios horarios no tienen por qué afectar a  todo el mundo; son los mayores, los niños y las personas con problemas neurológicos los que sufren más estas consecuencias. Esto es debido a que nuestro sistema nervioso central se puede ver alterado.

Pero, ¿cuáles son esos efectos?: aumento de irritabilidad, alteraciones de sueño, cefaleas, dificultad para mantener la atención y concentración, mayor sensación de cansancio por la mañana, aumento del sentimiento de tristeza y estados depresivos, incluso trastornos digestivos. Por lo general estos síntomas son leves y el cerebro humano suele adaptarse en el periodo máximo de una semana, recuperando su ritmo habitual.

El cambio de hora que acabamos de sufrir, a pesar de ser más fácil de asimilar (ya que dormimos una hora más el día que se produce); tiene más secuelas negativas que las que sufriremos en primavera para prepararnos a la llegada del verano. Esto es debido a que ahora nos enfrentamos a días más cortos y a las expectativas depositadas en el tiempo al que nos enfrentamos (la población suele tener un actitud más positiva hacia el verano que hacia el invierno).

No obstante la realización de ejercicio físico, dieta sana y equilibrada, mantener hábitos saludables de sueño y descanso, evitar la cafeína y el alcohol, adaptar los horarios de comida, exponernos a la luz solar una hora al día (sobre todos los días posteriores al cambio horario), y anticiparnos progresivamente a este cambio unos días antes, puede ayudarnos a gestionar lo mejor posible esta modificación.


Si pasados una semana estos efectos se mantienen acuda a un profesional para descartar otros posibles problemas o trastornos.

sábado, 19 de octubre de 2013

Cáncer, consejos para afrontarlo



El día que alguien recibe el temido diagnosticó de cáncer, ese día cambia su vida y la de todos los seres queridos que están a su alrededor. Miedo, rabia, incomprensión (por qué, qué he hecho yo), angustia, desesperación, sentimiento de culpa. Se trata de un gran emocional.

El miedo es una constante ante la enfermedad miedo a la muerte, a la dependencia, al dolor, al tratamiento, las posibles recaídas (recidiva), a ser discriminado,  a posible  incapacidad a poder desarrollar actividades cotidianas, la reacción del marco social. El miedo es por tanto una constante, generando aun situación de estrés.

Estos miedos irán cambiando dependiendo del momento de la enfermedad en que nos encontremos, además es importante saber que no todos las enfermos de cáncer pasan por las mismas fases.

Es por este motivo que la actitud  ante el cáncer es un factor relevante, tanto para la persona que sufre dicha enfermedad de primera mano como para todos aquellos que acompañan. La actitud es determinante a lo largo de todo el proceso.

Aunque inicialmente es habitual que la negación, el miedo, la ansiedad y desesperanza estén presentes debemos trabajar para que el espíritu de lucha y el positivismo sean nuestros compañeros a lo largo del duro viaje al que nos vamos a enfrentar.

Cosas que pueden ayudar:

  • Desarrolla un compromiso personal de superación y participación activa. Adherencia al tratamiento y protocolo médico.
  • Aceptación de la enfermedad.
  • Busca información adecuada y profesional. Te ayuda a comprender y a generar expectativas reales.
  • Trabaja la toma de decisiones, el entrenamiento en control de estrés, afrontamiento de situaciones difíciles y las estrategias de comunicación.
  • Intenta minimizar las alteraciones cotidianas de tu día a día. Participa en la medida que te sea posible de los aspectos importantes de tu vida.
  • No estés sol@, comparte. Expresa tus sentimientos, esto ayudara. Amigos y familiares pueden ser un gran apoyo.
  • Comer bien y mantenerse tan activo como sea posible.
  • Acepta la intensidad de las emociones.
  • Déjate cuidar y mimar cuando sea necesario.
  • Acudir a un grupo puede suponer tanto para la familia como para el enfermo de gran ayuda.
  • Recuerda que cada persona es diferente. La forma como una persona se enfrenta al cáncer puede no ser la adecuada para otra; y la evolución de la enfermedad también es distinta.

No olvidemos que “millones de estadounidenses  están viviendo después de haber sido diagnosticados con cáncer. Los investigadores están aprendiendo más sobre lo que causa cáncer y sobre cómo crece y avanza. Asimismo, están buscando nuevas y mejores formas de prevenir, detectar y tratar la enfermedad. Los investigadores están buscando también formas de mejorar la calidad de vida durante y después de su tratamiento para las personas que padecen cáncer” National Cancer Institute, NCI

Cambiemos el sinónimo de muerte por el de lucha.

jueves, 17 de octubre de 2013

¿Por qué acudir a un psicólogo?

Algo que en el año 2013 me sigue resultado curioso es la cantidad de prejuicios que despierta nuestra profesión: “ir al psicólogo es cosa de locos;  te van a mirar mal;  yo no tengo por qué contar mis problemas a nadie y menos a un extraño;  los psicólogos son para los que no tienen amigos;  y ese que no me conoce de nada cómo va saber lo que tengo que hacer”.

Desde mi punto de vista personal y profesional, ir al psicólogo no es cosa de locos, creo que la locura es no hacer nada cuando no estás bien. Porque cuando te duele algo acudes al médico, si te molesta una caries visitas al dentista, si en tu espalda sientes una contractura acudes al fisioterapeuta, etc.

En definitiva, cuando tenemos un problema buscamos al profesional que nos puede ayudar. Y un psicólogo es un profesional. No somos magos que sacamos una varita mágica y cambiamos incomprensiblemente las cosas para hacerte sonreír; no somos brujos con una bola de cristal, necesitamos que nos cuentes;  no somos tus amigos, llenos de consejos, buenas intenciones y deseo; no somos jueces, porque nosotros no juzgamos, simplemente escuchamos desde la objetividad, para ayudarte a entender y comprender, a que tomes tus propias decisiones; no somos telépatas ni adivinos; porque un psicólogo es un profesional cualificado, que ha superado una formación universitaria. La psicología es una ciencia.

Los psicólogos no te podemos garantizar qué va a pasar en tu vida, porque eso depende de ti, de que profundices en tu persona, de que te cuides y dediques tiempo a ti mismo, de que si identificas que son necesarios cambios, seas sincero contigo mismo, lo aceptes y tengas voluntad de hacerlo. Yo siempre digo que el psicólogo lo que hace es que recibe “las cartas” que tú le entregas y él te las muestra, desde la objetividad, para que tú decidas como jugarlas. Identifica los recursos y habilidades de que dispones, orientándote a utilizarlos de una manera saludable o enseñándote aquellos que no poseías.

¿Por qué ponerse a la defensiva ante la idea de acudir a un psicólogo?

  • Por miedo a saber qué pasa
  • Por la desconfianza a ver que igual algo va mal
  • Por recelo a aceptar que algo nos hace daño y no es saludable para nosotros


Los cambios son posibles, solo hay que querer y confiar en uno mismo y en el profesional.